Ingeniosidad Inventiva

Mientras que la cerradura se convirtió en un arte en el siglo XVIII, los creadores desafiaron al ladrón con mecanismos de fijación cada vez más complicados. Entre las nuevas mejoras estaban las llaves de numero variable, (Puerta o cortina cerrada por fuera) en vez del ojo de la cerradura se instaló una especie de campana graduada con números o letras, los que accionaban el picaporte o los aros de los candados.

Se combertía la cerradura en un verdadero "rompecabezas" para el que no supiera su clave, con este principio las cerraduras de "cámara acorazada" de la cara y dial, al funcionar sin llaves serían conocidas como "cerraduras de combinación".
Los primeros candados orientales eran verdaderos rompecabezas; constaban de siete anillos de numéricos o de letras, que lanzaban el aro cuando se alineaba correctamente. Las cerraduras de dial eran similares en la operación, y ambos tipos eran combinaciones establecidas para ser conocidas solamente por sus dueños o a las personas responsables.